La lucha contra el crimen organizado ha tomado un nuevo impulso en el municipio de Girardot con la reciente captura de alias “El Gordo”, considerado el responsable del secuestro y la desaparición forzada de Ángela María Chisacá, una comerciante local. Este exitoso operativo es resultado de un trabajo colaborativo entre la Policía de Cundinamarca y la Fiscalía General de la Nación, que han demostrado su compromiso por devolver la tranquilidad a la comunidad.
La historia de Ángela María Chisacá ha sido un trágico recordatorio de la violencia que aún persiste en algunas regiones del país. Los hechos se remontan al año 2023, cuando la comerciante fue privada de su libertad por un grupo delictivo conocido como “Los Inquisidores”. Este grupo ha sido relacionado con diversas actividades criminales, pero el caso de Chisacá ha resonado particularmente en la población local, generando angustia y desesperación entre sus familiares y amigos.
Ángela María Chisacá fue reportada como desaparecida en el municipio de Girardot (Cundinamarca). Horas después se encontró un vehículo incinerado en la vereda Camala del municipio de Flandes (Tolima), que, según las autoridades, pertenecía a la mujer.
El detrás de escena de este operativo es inquietante. “El Gordo”, el cabecilla del grupo, no es un desconocido para la autoridad. Con una trayectoria delictiva que se remonta a su pertenencia a las autodefensas del Tolima en 2005, su perfil es el de un criminal habitual. A lo largo de los años, ha enfrentado múltiples cargos, incluyendo tráfico de estupefacientes, violencia contra servidores públicos y daño en bienes ajenos. Su captura es, sin duda, un golpe significativo a la estructura de “Los Inquisidores”, la cual operaba con una red de complicidad y temor en la región.
El trabajo en equipo entre la comunidad y la Fuerza Pública han permitido avanzar en una investigación que parecía estancada, brindando así una nueva esperanza para la familia de Ángela María.
Este arresto es considerado el primer paso hacia el esclarecimiento del caso de Chisacá, que ha afectado profundamente la vida de su comunidad. A medida que las autoridades continúan trabajando para discernir el paradero de la comerciante, se espera que la captura de “El Gordo” no solo contribuya a la justicia en este caso, sino que también sirva como una advertencia para otros grupos delictivos que operan en la región.
Las acciones recientes también resaltan la importancia de la colaboración interinstitucional en el ámbito de la seguridad y la justicia. El compromiso de la comunidad, junto con el esfuerzo decidido de las autoridades, es crucial para desmantelar las estructuras criminales que perpetúan el miedo y la violencia. La lucha por la verdad y la justicia avanza, y con cada captura, se fortalece la esperanza de que se pueda cambiar la narrativa de miedo por una de paz y seguridad en el municipio de Girardot.